viernes, 23 de octubre de 2009

Cuestionan la nueva nave de la NASA

pocos días de la primera prueba, el nuevo cohete de la NASA encargado de sustituir a los transbordadores fue severamente cuestionado por los expertos.

En el informe solicitado por la Casa Blanca a una comisión independiente, el Ares I-X -un cohete cuyo prototipo está ya listo en la base de Florida para realizar un vuelo de prueba- se aseguró que no es el mejor vehículo, sobre todo por sus altos costos.
Además, se cuestionó la fecha en la que debería estar listo, 2018, asegurando que para ese entonces quizá ya no sería de utilidad.
En cambio, según el estudio realizado por la llamada Comisión Augustine, la agencia espacial debería enfocarse en desarrollar cohetes más grandes y simples y encontrar nuevos espacios de exploración, como las lunas de Marte.
La Comisión sugirió aplazar un año el retiro de los transbordadores -que estaba previsto para 2010.
El cohete Ares I-X tendría que realizar un vuelo suborbital de prueba el próximo martes, desde el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, Florida.

Una nave menos costosa podría estar lista para 2016. Antes de que Ares I-X esté listo.
En el estudio dado a conocer este jueves, además, se advirtió que la NASA necesita de una mayor inyección de fondos para continuar con sus objetivos de exploración espacial.
Y para ello, sugirió recurrir a la iniciativa privada.
En efecto, afirman que una nave menos costosa y desarrollada en conjunto, podría estar lista para 2016. Antes de que Ares I-X esté listo.
Según Jonathan Amos, experto en ciencia de la BBC, "el panel dijo que había provisto al presidente Obama de "opciones o alternativas", no "recomendaciones" pero estuvo claro en la conferencia de prensa en Washington que el comité había favorecido algunas rutas para que el presidente las siguiera".
La NASA proyecta desarrollar otro cohete Ares mucho más grande en 2020 que podría transportar mayor carga y hasta depositar una tripulación en la Luna.
Según los miembros de la comisión, ésta determinó que, para llevar a cabo sus planes, la NASA necesita una inyección de al menos US$3.000 millones.